Tras una década permanecen entre nosotros las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001. No sólo a través de recuerdos, testimonios y vivencias, de maneras menos perceptibles están en nuestros miedos, resistencias, modos de ver y entender. Permanecen en las posibilidades abiertas entonces, en las que fueron y son transitadas, también en las clausuradas. Permanecen en lo que nos dejó y en lo que nos quitó. Volver a ellas es siempre volver a mirarse a sí mismo hoy.